jueves, 27 de septiembre de 2012

LA EMPATIA


(del vocablo griego antiguo εμπαθεια, formado εν, 'en el interior de', y πάθoς, 'sufrimiento, lo que se sufre'), llamada también inteligencia interpersonal en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir. También es un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra.
Algunos estudios señalan la existencia de rasgos afines a la empatía en algunos animales no humanos, como por ejemplo los roedores u otros primates. En este sentido, se podría confirmar el argumento de que el origen de la empatía se sitúa en mecanismos neuronales básicos desarrollados a lo largo de la evolución.

HIPOTESIS Y SUPOSICIONES


Ciertas corrientes de pensamiento psicológico postulan que la mente humana tiene en común sensaciones y sentimientos. La única diferencia entre dos personas es el momento en el que se muestran dichos sentimientos, provocando emociones que motivan a actuar. Que una persona no sienta igual que otra en un momento dado, es por razones educativas, predisposición genética y condicionante hormonal, que inducirán a encauzar los estímulos de una forma u otra. Por eso, infieren que la empatía es posible en un individuo capaz de razonar 
acerca de sí mismo, evaluar sus sentimientos y razonar acerca de otras personas de forma que no tienda a justificar sus propios deseos. El deseo sería la unidad de degeneración del pensamiento objetivo, y el grado de exactitud estaría desvirtuado, en mayor o menor medida, dependiendo la profundidad del conocimiento de uno mismo, o lo que es lo mismo, de su inteligencia emocional.

CUALIDAD ADQUIRIDA

Algunos investigadores dedicados al estudio de la empatía infantil han propuesto que esta cualidad, la capacidad de comprender los sentimientos ajenos, es adquirida. “Se ha mostrado que los niños víctimas de abuso no responden con empatía ante la aflicción de otros niños explica el doctor Mark A. Barnett, profesor de la Universidad Estatal de Kansas en Manhattan, según se cita en el periódico The New York Times. Tal vez vean a un niño angustiado y no reaccionen, o se acerquen a chillarle o empujarlo.” Por otro lado, agrega que “el niño cuyas necesidades emocionales han sido bien atendidas es más sensible a las emociones ajenas”. El doctor Barnett explica que la empatía pasa de padres a hijos.



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